Los Viajes
Memorias de un Productor
Artículos
Cada vez que llega un guión a mi ordenador y lo abro para empezar su lectura, no puedo negar que todavía, a pesar de los años que llevo en este negocio, me genera una cierta ansiedad y moderada expectativa los diez o doce primeros renglones del texto. Y es que, en la mayoría de los casos, al leer esas pocas líneas podemos saber: el título, el producto, la trama, los actores, la época, si es de día o de noche, si es bueno o no….. y, por supuesto, la localización donde tenemos que rodar. Y no es casual que haya dejado para el final éste último ítem, porque es la llave que me permite referirme al tema del artículo de hoy.
He escuchado decir mas de una vez en boca de personas ligadas a nuestra profesión, que viajar para hacer publicidad es producto de un esnobismo -con toda la carga peyorativa del término- propiciado por la agencia, solventado por la productora y permitido y amparado por el cliente. Me permito disentir absoluta y totalmente con esta visión obtusa y completamente sesgada de la realidad.
Los viajes en la publicidad llevan implícitos una serie de sensaciones que, desde mi punto de vista, ayudan a generar un “microclima” de convivencia y trabajo entre los viajeros (productora, agencia y cliente) que, en la mayoría de los casos, le hace muy bien al spot que estamos realizando.
Ambiente nuevo, técnicos desconocidos, equipamiento diferente, localizaciones novedosas y, dependiendo de la magnitud del viaje, hasta distinto idioma, contribuyen a que la adrenalina que se genera se perciba claramente dentro del set y produzca una química positiva que, casi siempre, se refleja en el resultado final.
Por supuesto que no todas las experiencias en las que viajamos para producir un spot tienen que ser buenas, también las hay de las otras y bien “gordas”, pero también de ésas se aprende, y prefiero que queden en el lugar de las anécdotas ya que, por mi experiencia profesional durante todos estos años, fueron muchos mas los casos en los que el viaje jugó a favor de la integración con la agencia y el cliente y, por ende, a favor del spot, que las veces que lo hizo en contra.
Además de los argumentos expuestos, se me ocurre mencionar como ejemplo clarificador, una campaña publicitaria de hace mas de diez años llevada a cabo por una de las mejores agencias españolas para un cliente del mundo de la telefonía móvil que, con una idea novedosa, bandas sonoras recordables y viajes por el mundo, no solo ganó durante años premios publicitarios por sus spots sino que posicionó a la empresa dentro de las pioneras de su actividad.
Y para terminar. Es cierto que, para que un spot sea realmente bueno, se necesita mucho mas que un viaje…. Hay grandes comerciales y campañas publicitarias realizadas íntegramente dentro del país. Pero no es menos cierto que una buena idea, si tiene la posibilidad económica de producirse fuera de nuestro espacio cotidiano de trabajo, con seguridad se potenciará.