Eyebombing
Arrancando sonrisas
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Me viene la imagen de mi padre, sentado, alumbrado por una lamparilla, cortando y pegando trozos de película Super 8. Después de cada viaje, mi padre se esforzaba por sacar unos minutos de cine mudo, que guardaran el recuerdo de las vacaciones para siempre. Su recompensa llegaba el día del estreno. Convocaba a la familia, bajaba su pantalla portátil y arrancaba el reproductor. Recuerdo el estruendo de aquella máquina como si estuviese ahora encendida, aquí mismo. Durante unos minutos nadie pestañeaba, ni siquiera nos molestaba el ruido.
A veces no sé si somos del todo conscientes del momento que nos ha tocando vivir.
Hoy os quiero hablar de un pequeño viaje por Madrid, de la mano de dos niñas que, sin saberlo, terminarán compartiendo su viaje por todo el mundo.
Mi amiga Nuria me pidió que le ayudara a filmar y editar un vídeo. Se trataba de dar un paseo con sus hijas haciendo algo creativo y divertido. La idea era poner ojos adhesivos en objetos públicos, humanizándolos y dándoles vida. Lo importante era pasarlo bien, que las niñas disfrutaran convirtiendo cosas feas en divertidas caras. En este aspecto el día fue un éxito.
Unos días después editamos el vídeo. El resultado fue una sencilla historia contada en dos minutos. Nuestro esfuerzo subió en una hora a Vimeo. Y con ese clic el video pasó a ser visible en la mayor parte del planeta.
A las pocas horas una de las webs más visitadas del mundo, Laughing Squid, decidió compartirlo. Eso creó un efecto domino y en las horas sucesivas el vídeo empezó a aparecer en otras páginas. Por la noche lo emitieron en la television de Canadá, en Eslovenia, en Atlanta, Los Angeles, en Taiwan. De madrugada llegó un email con una invitación a participar en Good Morning America. Guy Kawasaki lo compartíó en su web. Mañana nos entrevistará la televisión de Japón.
Todo ha sucedido en pocos días. Unas horas de edición, un clic y miles de personas se han sentado en nuestro salon. Vivimos en la era de la inmediatez. Todo sucede ahora, para todo basta un golpe de ratón. Es fácil pensar que detrás del éxito hay solo suerte, y desde luego hay una parte. Pero no nos confundamos. Cuando la suerte llega te tiene que pillar trabajando. Sólo así decidirá sentarse a tu lado y ver como te puede ayudar. Si le pides que haga todo el trabajo pasará de largo sin apenas dejar huella
Estos días han sido emocionalmente frenéticos. Llevo años editando mis videos de viaje y he conseguido unos miles de seguidores. Sin embargo nunca había participado en algo que se viese en tantos sitios. Pero ahora que han pasado unos días y todo vuelve a la normalidad, me he vuelto a acordar de mi padre y sus recompensas.
Al día siguiente de colgar de video, y por ese efecto domino del que hablaba antes, la web “the kid should see this” compartió el enlace. La hija mayor de Nuria es fan de esa página, la mira todos los días. Nuria me contó por teléfono la reacción de su hija al verse parte de esa web, sin llegar a entender bien lo que estaba pasando.
Paralelamente, y en medio de todos los mensajes de televisiones y páginas web, de repente, apareció el de una madre. Nos escribía desde Carolina del Norte: “mi hija lleva semanas en el hospital y por fin, gracias a vuestro video, he conseguido arrancarle una sonrisa. Gracias”.
Entonces nos dimos cuenta de la verdadera recompensa. La misma que sentía mi padre cuando el estruendo del reproductor callaba, encendía la luz y veía la sonrisa en nuestras caras.